Tiene su origen en las artes marciales indígenas de las Islas Ryukyu (actualmente, Islas de Okinawa), llamadas "te" (手, literalmente, ‘mano’; tii en okinawense) y en el kenpō chino. Estos estilos de artes marciales surgieron de la necesidad de los guerreros nobles de la isla de proteger al último rey de Okinawa, Sho Tai, y a sí mismos de los guerreros samurái. Poco a poco, el karate fue desarrollado en el reino de Ryukyu y, posteriormente, se expandió, siendo enseñado sistemáticamente en Japón después de la era Taisho como consecuencia de los intercambios culturales entre los japoneses y los habitantes de las islas Ryukyu.
La primera demostración pública de Karate en Japón fue en 1917 en el Butoku-den de Kyoto, por Gichin Funakoshi. Esta y posteriores demostraciones dejaron bastante impresionados a muchos japoneses, entre ellos al príncipe heredero Hirohito, que quedó entusiasmado con el arte de Okinawa. En 1922, el Dr. Jano Kano, fundador del arte japonés de Judo, invitó a Funakoshi al Dojo Kodokan para hacer una demostración y permanecer en Japón para enseñar karate. Este patrocinio fue clave para el establecimiento y posterior desarrollo del karate en Japón. Sin el respaldo de tan formidable y respetado maestro este arte marcial okinawense, considerado como un "arte campesino", habría sido despreciado por los japoneses.
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